
Imagínate que un día te dicen que te tienes que mudar de país, de continente! Suena emocionante, ¿verdad? Pero, la verdad es que te surgen mil preguntas: ¿Cuántas maletas necesito para llevarme toda mi ropa?
- ¿2 maletas?
- ¿4 maletas grandes que apenas cerrarías?
- ¿6 maletones que ni podrías cargar tú misma?
- ¿8 o más de 10 maletas para meter todo, todo lo que guardas en tu closet?
¡Yo llegué a Chicago hace unos meses con apenas 2 maletas! Sí, una vez más tuve la oportunidad de empezar de CERO y dejar todo atrás. Y sí, se siente un poco abrumador. Los miedos salieron nuevamente; esas voces que decían: «¿para qué te mueves si aquí ya estás bien?», «¿ no será muy arriesgado?», «¿vas a dejar todo lo que tienes: comodidad, amigos y trabajo?»

Etapa 1: Saca lo viejo
Lo primero que hice fue una limpieza profunda de mi ropa. Siempre hago este ejercicio al menos tres veces al año, así que este no fue difícil para mí. Identifiqué toda esa ropa que estaba en mal estado: lo gastado, lo manchado, lo que estaba roto. ¡Usar ese tipo de ropa solo le envía un mal mensaje a tu mente! Tienes que recordar que mereces usar cosas que te alimenten y que te hagan sentir bien.
Después de seleccionar, llevé toda esa ropa a los contenedores de reciclaje , ya que puedes dejar literalmente basura textil que será reutilizada para hacer nueva ropa, también hice lo mismo con zapatos, accesorios, bolsas, sábanas, toallas, ¡todo! Todito!
Etapa 2: Atraviesa la resistencia a soltar
Ahora, pasemos a la parte más dura: decidir qué soltar! Aunque tenía ropa guardada desde hace 20 años (sí, ¡lo oyeron bien!), y tenía mis excusas: «me queda bien», «es de excelente calidad», etc. Hay que aceptar que aunque la ropa sea hermosa, si no conecta contigo ahora, ¡es hora de separarte de ella!
Recorrí cada prenda, agradeciéndole por los momentos que compartimos, y decidí hacer dos grupos: la ropa de excelente calidad que podía donar a la Boutique de la Cruz Roja para que la vendieran y recolectar fondos, y las que irían a asociaciones que ayudan a personas con menos recursos. Este proceso no se terminó en una tarde, fueron días de despedirme de mi pasado y liberarme de esos recuerdos.
Y ¿sabes qué? Encontré maletas en buen estado listas para acompañar a otras mujeres a recorrer el mundo! Terminé donando ¡hasta 6 maletas de ropa! eso sí que libera!
Consejo EXTRA:
Cuando estés separando la ropa, llévala de inmediato al centro de donación. No la dejes en casa, porque de seguro en la noches te vas a levantar de la cama para sacar ese vestido que tu mente te susurra : “mejor te lo quedas”. (¡Lo digo por experiencia!)
Para sobre pasar este momento de dudas hazte estas 2 preguntas poderosas:
«¿Este vestido representa la mujer que soy hoy?»
“¿Este vestido representa a la mujer que quiero ser?”.
Etapa 3: Quédate únicamente con lo que te hace feliz
Finalmente, me quedé con la ropa que realmente me representa y que me hace sentir bien. Sin embargo, había que tener en cuenta que no toda mi ropa de invierno francesa funcionaría para el clima de Chicago. Así que dejé algunas piezas en casa de mis suegros para no irme con tantas cosas y así cuando regrese a visitarlos en invierno, no tendré que llevar ropa, ya me están esperando allá mis piezas favoritas!
Conclusión amorosa
Sabemos que meterse en este tipo de ejercicios requiere mucha energía emocional y enfrentarse a los miedos de carencias que llevamos arrastrando, mucho más en culturas latinas. Lo importante es empezar, incluso si lo haces poco a poco. Por ejemplo: separa tu ropa por categorías y comienza con las más fáciles:
ROPA PARA SOLTAR
Categoria : Ropa interior
Grupo 1 : Calcetines
Grupo 2 : Calzones
Grupo 3: Brassière
Grupo 4: Fajas
Grupo 5 : Pijamas
Aunque solo leerlo te pueda causar ansiedad, ¡créeme que te sentirás tan ligera y libre después!
Espero que este ejercicio te ayude a tener una estructura clara y algunos pasos sencillos para que avanzar te sea más fácil y menos abrumador. Me encantaría saber si este tipo de artículos te sirve y si quieres que te cuente más sobre mis procesos y sistemas para mantener mi imagen al nivel de la mujer que deseas SER.
Ahora, ¡es tu turno! ¿Te animas a hacer este ejercicio y a compartir tu experiencia? Cuéntame en los comentarios cómo te sentiste y qué aprendiste. ¡Un abrazo grande!
Con cariño,
Ivonne, tu Asesora de Imagen.

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